Wednesday, January 18, 2006

Carta a las Naciones Andinas y Amazónicas del Perú

A las naciones quechuas y aymaras andinas y naciones amazónicas:


Todos hemos sido testigos durante años, que no han sido pocos de la espiral de violencia, decadencia moral y olvido por parte de los gobernantes de la República del Perú, de la cual somos parte; donde antes eran solo tributos los que pagábamos como indígenas como éramos señalados durante la colonia y aún en la República, ahora son impuestos de los cuales no recibimos mayores beneficios; donde antes solo explotaban nuestras minas de Oro y Plata, hoy expropian nuestros conocimientos ancestrales, nuestras plantas y raíces, nuestras tierras de cultivo; nuestros hijos que son llevados por el ejercito, incluso nuestra amazonía con sus bosques milenarios y riqueza genética; en un afán Privatizador Ajeno a nosotros; hemos sido testigos de los abusos de los nuevos dueños, los cuales compran a precios irrisorios nuestros bienes nacionales, expulsándonos de nuestras tierras; dejándonos sin futuro.

De los ingresos que deberían retornar por el uso de los recursos, no hemos tenido conocimiento, se nos dá asistencia como si fuéramos impedidos de trabajar y una carga; el uso irresponsable de estos recursos, ha envenenado nuestras aguas y depredado nuestra tierra; nuestros hijos sufren de enfermedades producto de los químicos y plaguicidas sin que nadie sancione con severidad a quienes atentan contra nuestra salud.

En el colmo de la hipocresía, cuando iniciamos un negocio los impuestos son expropiadores, mientras a quienes explotan nuestros recursos, siquiera pagan impuestos. Es más se nos ofrece a cambio inversiones, con dineros que van a parar en asesorías y manos ajenas.

Nuestros hijos no tienen una educación siquiera digna, teniendo que emigrar a tierras ajenas donde son rechazados, por ser de nuestras etnias. El gasto en las escuelas se va en estudios y corrupción con aulas que se desmoronan y maestros sin incentivos.

Para colmo de males, nuestra incipiente agroindustria, que junto a la agricultura y ganadería constituyen una esperanza a nuestra economía, se han visto afectadas por quienes a nuestras espaldas negociaron para proteger sus intereses y dejarnos abandonados al mercado internacional, no hay que ser adivinos para entender que significará esto, quedando sin tierras, teniéndolas que vender para vivir y pagar nuestras deudas.

Ni siquiera seguridad hemos recibido, teniendo que organizarnos en rondas campesinas para enfrentar al terrorismo, al narcotráfico y la delincuencia común. Lo cual sabemos que abre camino a que nuestros dirigentes sean encarcelados o asesinados en venganza.

La esperada regionalización no fue más que una descentralización de la corrupción, y del desorden de un Estado hoy más que nunca ajeno.

La concentración de poder económico, la inversión en transporte en la capital y las leyes con nombre de empresas grandes ligadas a los gobiernos, nos dejan sin capacidad de competir y desarrollarnos.

En medio de todo lo negativo vemos con esperanza el espíritu emprendedor de nuestros hermanos que migraron a la capital, imponiendo su cultura conformando colonias de nuestro ande y la amazonía. El espíritu emprendedor de Agricultores que apostaron por programas de gobierno que prometían insertarlos en el mercado, pero cuyo abandono total los obligó a cambiar sus cultivos por coca, incluso de dejar sus tierras y migrar a las zonas cocaleras para sobrevivir. El desinterés premeditado o no de un Estado ajeno nos deja sin esperanza y aún peor sin futuro.

A diferencia de otros tiempos en los que dependíamos de un terrateniente, de un hacendado, de una empresa estatal o cooperativa; hemos aprendido a hacer negocios por nuestra propia iniciativa, si tenemos condiciones adecuadas para desarrollarnos, hemos aprendido a mirar al mundo para vender nuestros productos, hemos aprendido a imponer nuestra cultura y condiciones; y principalmente hemos aprendido a que no debemos esperar nada en favor nuestro de quienes por siglos no han sabido gobernar y reconocer nuestra importancia económica.

Pronto de no tomar acción inmediata, no tendremos recursos, tierra, ni siquiera gente sana para poder progresar, y pensar en un bienestar para nuestros hijos. El ande y la amazonía, la tierra de nuestras naciones Quechuas, Aymaras y Amazónicas, será solo un feudo ajeno, donde todo nos esté negado; dándonos como única salida migrar a otras tierras para sobrevivir, o vivir en reservaciones, santuarios, refugios cualesquiera de las formas que se invente donde seamos una mera distracción de turistas foráneos los cuales pisan hoy nuestras tierras ancestrales, impidiéndonos siquiera recorrerlas.

No es nuestro bienestar solamente lo que está en juego esta vez, sino nuestra propia existencia y futuro; debemos ser concientes que la única vía de bienestar es aquella que surja de nuestras propias naciones, pues aún somos mayoría en nuestras tierras y hemos aprendido a hacer empresa, y organizarnos; alcemos firmemente nuestra voz de protesta y pasemos a la acción exigiendo que nuestros recursos y destinos estén en nuestras manos.

Que les diremos a nuestros hijos y nietos, cuando ya no halla esperanza, pues ya no habrá nada que defender, que explicación les daremos que no actuamos con vehemencia, cuando aún podíamos hacer algo.

La Autonomía económica, política de nuestras naciones es nuestra aspiración inmediata; nuestro máximo reclamo, el saqueo debe terminar hoy o no habrá mañana para nosotros. Esta autonomía no significa desligarnos del Perú sino más bien comprometernos firmemente con el Ideal de Buscar el Progreso conjunto de nuestro territorio, que une a sus naciones conformantes y que nos da fuerza en defensa de tiranos ajenos a él.

Reconocemos a las naciones costeñas, pero ellas también deben reconocernos, no con bellas palabras que son olvidadas, sino en una Nueva República, donde la autonomía de las naciones conformantes y la unidad necesaria para afrontar los retos futuros, sean el principal objetivo.

La historia no esperará a que todos sean concientes de este cambio fundamental en las raíces mismas de la República del Perú; debemos ser firmes en nuestro reclamo, decididos a actuar y liderar; y ser concientes que de no obtener respuesta no quedara otro camino a seguir que la dolorosa lucha por La Independencia de Nuestras Naciones Andinas y Amazónicas.

La historia nos ha enseñado, que el camino a seguir depende de nosotros mismos. Ni en tierras Ajenas, ni con Estados Ajenos podremos obtener nuestro desarrollo.

Hermanos del ande y la amazonía, a Luchar por nuestras Autonomías Nacionales y La Constitución de una Nueva República del Perú.


Ing. César Esquerre Huallpa
3 Diciembre 2005

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